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jueves, 12 de diciembre de 2013

Microfinanzas y desarrollo en Uruguay, en horas de balance

Coordinadora y miembros del equipo del Programa de Microfinanzas,
durante la jornada de reflexión esta mañana en Montevideo

(foto: Mundo Microfinanzas)

(Mundo Microfinanzas, en Montevideo) El Programa de Microfinanzas para el Desarrollo Productivo en Uruguay despierta hace unos años expectativa en la región, no sólo por su carácter -precisamente- programático e integral, sino también por el modo como el gobierno lo ha incorporado como política pública de desarrollo a nivel país.

Desde sus comienzos ocho años atrás, con el financiamiento y apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a la actualidad, como programa del Área de Políticas Territoriales, de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto del gobierno (OPP), esta iniciativa se ha ido modificando, perfeccionando, de algún modo forjándose en la práctica, con el eje puesto desde un principio en la inclusión de las micro y pequeñas empresas, emprendedores, pequeños agricultores o ganaderos del interior a los beneficios del crédito.

Durante la jornada de cierre de año, que ha tenido lugar esta mañana en la sede de la presidencia de la República, la coordinadora del Programa, Carolina Ferreira, confió que la palabra que más apareció en la nube fue “articulación”, sin dudas debido a la diversidad de actores intervinientes y la necesidad de asegurar una cohesión a las acciones. A esa palabra podríamos agregar otras, surgidas de las distintas exposiciones de la jornada, y que se pueden pensar como palabras-puentes entre la experiencia ya hecha y la orientación que tendrá el programa a partir del año próximo: desarrollo local, territorio, focalización, brechas.

Junto a la coordinadora del Programa, el responsable de Servicios Financieros, Jerónimo Gravina, y el responsable del área Territorial, Martín Lescano, tuvieron a cargo el primero de los tres segmentos del evento. Ellos compartieron algunas notas a modo de balance, divididas entre lo que se presentó como “aportes”, “aprendizajes” y “desafíos”.

Entre los aportes, Gravina destacó el mérito de haber puesto el tema de la inclusión financiera en la agenda pública. Inclusión financiera entendida como elemento fundamental para la inclusión social. Él refirió la cuestión de la articulación de actores, no necesariamente homogéneos, y el impacto local y regional de las intervenciones, impacto que se traduce en mejores condiciones de vida para los beneficiarios. “Los gobiernos departamentales son socios estratégicos del Programa”, dijo Gravina. Y al fin lo más pertinente de un programa de microfinanzas: mejorar las condiciones para el acceso al financiamiento de aquellos hasta entonces excluidos de ese beneficio.

Entre lo aprendido, Lescano destacó en primer lugar la capacidad del Programa de adaptarse a necesidades locales y regionales, casi siempre diversas, sin perder el foco nacional y estratégico. Luego se refirió a la aptitud de generar demanda allí donde antes no la había. En ese contexto mencionó las actividades de visibilización del Programa, sea bajo la forma de talleres de sensibilización, de negociaciones institucionales o estrategias de comunicación. Por ese aprendizaje, el Programa cuenta ya con referentes locales en comunicación. “La comunicación es clave, los emprendedores tienen que identificarse y decir ‘esto es para mí’”, explicó Lescano. Finalmente también habló de la capacidad adquirida por el Programa de interpelarse constantemente. Lo que resulta en una mejor capacidad de monitoreo y evaluación, entre otras destrezas.

Como retos hacia adelante, Ferreira hizo hincapié en la necesidad de profundizar el enfoque territorial, al que calificó de “acierto” y que en los inicios del Programa no estaba del todo claro. Derivado de este enfoque, las tensiones nacionales-locales: hay que saber que ellas existen y deben ser administradas con criterio. Ella destacó también la formación de recursos humanos, el “efecto derrame” de estas capacidades, sobre todo en el interior profundo del país (“el interior del interior”). Luego mencionó la necesidad de establecer alianzas flexibles, no encorsetarse en los procesos (y puso como ejemplo: algunos departamentos tienen sus propias agencias de desarrollo, otros no). Avanzar en el enfoque de cadena de valor, con la inclusión de mypes, implica nuevos desafíos, que podrían tener en la promoción del asociativismo alguna respuesta. Ferreira también habló de la necesidad de apuntalar horizontes de mayor plazo y animarse a innovaciones sociales con las poblaciones más vulnerables, jóvenes, mujeres.

Al fin de su alocución, dedicó un agradecimiento al equipo con el que compartió el trabajo en estos años: “Trabajar en territorio es vocacional”.

La jornada organizada por el Programa de Microfinanzas ofreció además un panel con comentarios y reflexiones del presidente del Banco de la República (BROU), Fernando Calloia; el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República (UdelaR), Rodrigo Arim; y el director del Área de Políticas Territoriales de la OPP, Marcos Otheguy, además de presentar un estudio de evaluación y recomendaciones para el Programa, elaborado por investigadores de la FCEA, UdelaR.

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