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jueves, 1 de agosto de 2013

Bateman filoso en Colombia: "Se están sumergiendo en una burbuja de deuda"

Milford Bateman durante una de sus conferencias en la UNAL
(foto: Agencia de Noticias UNAL)

(Mundo Microfinanzas) El investigador del International Bureau of Social and Economic Research (Ibser, con sede en Londres), Milford Bateman, descargó su filosa crítica hacia las microfinanzas en general, y hacia el microcrédito en Colombia, en particular, durante su reciente visita a Medellín para participar del II Seminario Internacional de Desarrollo Socioeconómico Local, Políticas Públicas y Cooperación, organizado por el Ibser y la Asociación Antioqueña de Cooperativas (Confecoop Antioquía).

En una entrevista concedida a El Mundo, de Medellín, Bateman señaló que “muchos de los bancos están pasando todos sus recursos financieros hacia el microcrédito, el problema es que por llevarse el dinero hacia esa modalidad, están quitándoselo a inversiones más productivas, dirigidas a pequeños y medianos negocios que podrían usarlo en tecnología, ser más innovativos, exportar y pagar salarios decentes”.

“Colombia está destinando su dinero a los usuarios menos productivos, en realidad usuarios destructivos, que se están sumergiendo en una burbuja de deuda que no sabemos si se pueda reversar, pero que con seguridad va a empeorar”, sostuvo el investigador británico.

Las críticas de Bateman -que desencadenaron la respuesta de la presidenta ejecutiva de Asomicrofinanzas, María Clara Hoyos, también en declaraciones al diario medellinense- apuntaron al funcionamiento de la economía colombiana en general.

“Uno de los principales problemas -dijo Bateman- es que hay mucho capital golondrina. Específicamente por el flujo de dinero que se está dando en Estados Unidos. Los países en vez de resolver ese problema, están moviendo el dinero hacia los países en desarrollo, en búsqueda de ganancias. Entonces vemos enormes cantidades de dinero entrando, pero que van a inversiones no productivas. Están yéndose al sector de la construcción, al mercado de cambio y otros proyectos especulativos”.

Para él, si esta liquidez circunstancial se orienta hacia los más pobres, lo único que se logra es aplazar un problema. “No sabemos cuándo, pero así como el nivel de deuda sube, sube y sube, tarde o temprano éste colapsará”.

“Ese dinero va principalmente para negocios muy pequeños, que ni siquiera son negocios. Es para la mujer que está vendiendo aguacates o helados en la calle. No hay evidencia histórica de que eso generará riqueza”, dijo Bateman.

Y amplió con esta idea: “Lo que se ve en todo el mundo, no solo en Colombia, es que los pobres siempre tienen un pequeño porcentaje de su presupuesto a pago de intereses, que cada mes se está volviendo más y más grande. Eso únicamente está ayudando a quienes proveen el dinero, mientras que los pobres están empezando a pagar 5 %, 10 %, 20 % en intereses, y en algunos lugares en Bosnia, la India y Bangladesh, ese porcentaje llega a la mitad de sus ingresos. Bueno, esa es la economía de un manicomio, eso es loco”.

En revancha, Bateman fue elogioso con la política de desarrollo local impulsada desde el gobierno de Medellín, en particular con la empresa de servicios públicos domiciliarios EPM, y con los centros de desarrollo empresarial zonal (Cedezos), organismos articuladores que buscan fortalecer la economía territorial mediante la generación de empleo, emprendimiento y clústers estratégicos.

“(Los Cedezos) están tratando de identificar buenos negocios para apoyarlos, en vez de a la mujer que quiere vender aguacates en la calle”, dijo el autor de Why Doesn’t Microfinance Work?

Y celebró que Medellín quiera cambiar su Banco de las Oportunidades -en relación al programa nacional de microfinanzas creado en 2006- “hacia un banco más orientado a pequeños negocios, o sea lejos del microcrédito”.

Durante su visita a Medellín, y además de participar en el II Seminario Internacional, Bateman brindó dos conferencias sobre “Modelos de cooperativismo y financiación para el desarrollo” en la sede medellinense de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Según el experto, a través del cooperativismo es posible potenciar el crecimiento económico y mejorar las condiciones de vida de todos: “La economía solidaria es la que más apoya al pueblo en general, pero hay un modelo elitista que trata de ponerle freno. Dicho modelo solo beneficia a la población en un 1%, mientras que el solidario la beneficiaría en un 99%”.

Respecto a la potencialidad agrícola colombiana, dijo que el diseño e implementación de políticas públicas que promuevan sistemas asociativos sería de gran utilidad para quienes realizan actividades rurales. Esto contribuiría a disminuir la pobreza y a generar empleo, informó la Agencia de Noticias de la UNAL.

Como modelo financiero, Bateman propuso a Colombia crear un banco de desarrollo como el BNDES, de Brasil, iniciativa que “podría funcionar muy bien”.

Respuesta de Asomicrofinanzas

La presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Instituciones Microfinancieras (Asomicrofinanzas), María Clara Hoyos Jaramillo, salió al cruce de las opiniones de Bateman y defendió el rol de las instituciones de microcrédito en el país.

“Estoy en absoluto desacuerdo con que el microcrédito sea malo para la economía. Cerca de diez millones de colombianos trabajan por cuenta propia en Colombia, según cifras del Dane. Eso revela que son muchísimas personas las que necesitan crédito o microcrédito para poder crecer su empresa”.

Respecto al problema del endeudamiento, ella dijo que “es fundamental que exista una buena metodología en el otorgamiento del crédito, de modo que esto se ajuste a lo que necesita el microempresario, para evitar sobreendeudarlo”.

Hoyos hizo hincapié en que hay 34 entidades microfinancieras especializadas afiliadas a la Asociación que ofrecen financiamiento en condiciones ventajosas para el microempresario y a tasas “mucho menores” que las que se pactan en el mercado informal.

La ejecutiva precisó a El Mundo que Asomicrofinanzas registra una cartera bruta de 9,2 billones de pesos y más de 2,6 millones de deudores: “Con una cifra tan importante como esa, uno no puede pensar que sea negativo hacerlo. Lo que más necesitan los colombianos son incentivos, precisamente del mismo gobierno, para llegar en muchas más ciudades con más microcrédito”.

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